En su obra Anacharsis, Luciano presenta un diálogo supuestamente transcurrido en el año 590 a.C., cuando un filósofo escita, horrorizado ante el brutal espectáculo de dos luchadores griegos compitiendo en la arena, señaló al gran legislador ateniense Solón que, en su tierra, prácticas de este tipo hubieran sido penadas por ley. La respuesta de Solón explica la gran paradoja existente dentro de una sociedad que castigaba severamente todo acto de violencia entre sus ciudadanos, pero en la que al mismo tiempo varias modalidades de lucha sin armas contaban con una enorme popularidad. Y es que, aunque también existieron las hoplomaquias, duelos “a primera sangre” con el armamento propio del hoplita o infante pesado, los deportes de combate griegos fueron fundamentalmente tres: la lucha propiamente dicha, el pankration y el pugilato...
(Artículo que escribí para la revista Memoria, colgado en la web de Armatura, academia de armas.)
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