La crisis económica está siendo muy dura y por ello la afluencia de turistas a Cantabria ha descendido vertiginosamente. Pero, afortunadamente, una vez más nuestros políticos tienen la solución a todos nuestros problemas, y al parecer ésta pasa por la reapertura de la Cueva de Altamira, cerrada en 2002 ante la severa amenaza que sufrían las pinturas.
Desde que fue descubierta en 1879 por Marcelino Sainz de Sautuola, la cavidad ha estado expuesta a un número ingente de visitas que han producido una colonización microbiológica que puso en peligro su preservación. Por ello se construyó una
Neocueva o réplica, siguiendo el ejemplo de la cavidad de
Lascaux en la Dordoña francesa, lo cual fue anunciado, acompañado de la acostumbrada fanfarria mediática, como la solución perfecta que aunaría la garantía de su conservación con la llegada de turistas
asgaya.
Pero ahora parece que no, que la cosa no ha funcionado, y una vez más el neoliberalismo económico viene a vampirizar nuestro patrimonio histórico, aunque sea matando a la gallina de los huevos de oro. Y es que la pela es la pela, tú. Por supuesto, todos hablan de una reapertura “controlada”, pero resulta muy poco creíble que un reducido número de visitas, de entre diez a cuarenta domingueros al día, sea capaz de reflotar a nuestro maltrecho sector turístico. Más bien, uno se teme lo peor.
Por ello, el gobierno autonómico ha esperado “cualquier resquicio” del
informe del CSIC sobre la viavilidad de esta propuesta para aferrarse a él. Y, dado que "quien busca, encuentra", como era de esperar éste no les ha decepcionado. Aunque el informe señale que el mejor medio de preservar las pinturas es el cierre para evitar que cualquier 'contacto exterior' haga que aumente la colonización microbiológica, la reapertura no se rechaza completamente aunque dejando claro que «en caso de que se cambie de estrategia y se decida la apertura, la monitorización debe ser exhaustiva para detectar de forma temprana la probable expansión de los microrganismos hacia zonas internas de la cueva».
Atrás quedaron las afirmaciones de nuestro insigne caudillo Revilluca según las cuales la clave del turismo cántabro pasaba por construcción campos de golf. Ahora, obedeciendo a la voz de su amo,
El Decano de la Prensa Cántabra ha orquestado una campaña mediática a favor de la reapertura, pues, al parecer, en esta región existe un “clamor popular” que lo respalda. Y yo sin enterarme. Por su parte, el consejero de cultura Francisco Javier López Marcano, ha asegurado que “necesitamos la apertura de la cueva porque es bandera, es proa de nuestro turismo y de nuestra presencia en el mundo" ya que es "uno de los lugares en los que nace el arte occidental", para finalmente añadir que los
tres mejores embajadores de Cantabria en el mundo son "Altamira, el Banco Santander y Severiano Ballesteros".
Pues estamos jodidos.